Estamos todos asustados con las noticias que nos inundan por doquier. Que si alerta amarilla, que si alerta naranja, que si cuidado con los niños y los ancianos con las deshidrataciones y los golpes de calor... Parece como si en Triana en el mes de agosto nunca hubiese hecho calor.
Pero estas calores son las habituales en estas fechas. Ocurre sin embargo que ya no estamos acostumbrados. Salimos de casa con el aire acondicionado, lo ponemos en el coche, los autobuses son congeladores, las oficinas y comercios no digamos, y claro, el ratito que estamos en la calle nos parece sofocante y más aun con los guantazos que te dan los compresores de los aparatos de refrigeración.
Para refrescarnos y contrarrestar lo anterior traemos a esta barandilla del barrio, la terrible ola de frio que nos invadió en los meses de enero y febrero de 1934.
Cuentan las crónicas que una ola de frio polar procedente del ártico recorrió toda Europa y el norte de América donde se llegaron a congelar las cataratas del Niágara con temperaturas de 3oº bajo cero. En Sevilla padecimos hasta 5º bajo cero.
Las peores consecuencias se pagaban en los duros trabajos de la madrugada del mercado de mayoristas del Barranco junto al Puente de Triana.
Las dos magníficas imágenes anteriores y sus correspondientes "pies de fotos" hablan por si mismas.
Candelas y calentitos eran agradables alivios para un frió que cortaba como cuchillos y se calaba en los huesos y las articulaciones hasta entumirlos.
!Qué frió! ¿No?
Por cierto, hablando de calentitos; es una pena que cada vez menos gente les llame así. El churro está poco a poco ganando la batalla. Por eso desde Trianerías emprendemos la reivindicación de nuestra habla.
Amigos: a la masa frita, en Sevilla y en Triana, se la llama CALENTITOS. De papas o de rueda, pero calentitos, y los locales donde se expenden son calenterías. Déjense de churros y churras, de porras y porros, de jeringos y jeringas.
Sean cultos, sean sevillanos y trianeros, llamen a las cosas por su nombre, y si algún paleto se asombra del término, remítanlo al diccionario
Muy buenas, paisano (sin premio):
ResponderEliminarLa verdad es que me he aliviado un poquito con los retratos.
Aún recuerdo aquella letra de sevillanas que en la guasa de Triana le cambiamos la letra, y que decía "asín":
No rien los surtidores
muda se quedó la fuente
porque se ha muerto Joaquín:
el tío de los calientes.
En el patio de mi casa
una vieja está llorando
porque no comió calientes
la tarde del Viernes Santo.
La Giralda mira al cielo
y le pregunta a un lucero
¿por dónde se fue Joaquín?
el hijo del calentero.
Un abrazo calentito.
Junto a mi casa, en la calle Castilla, había una calentería...aun recuerdo cuando de niño salía de casa camino del colegio con un duro de calentitos en la mano...
ResponderEliminarLa calentería que dices estaba al lado de la mercería de mi tía. Siempre que me quedaba a dormir en casa de mis abuelos en calle Magallanes me esperaba a la mañana siguiente un papelón de calentitos en la camilla con la copa de cisco encendida. Qué maravilla!
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