lunes, 31 de agosto de 2009

Kale borroka trianera.


Podríamos jugar al juego de las siete diferencias.
1.-Una foto es en blanco y negro y la otra no.
2.-Casas de una o dos plantas frente a altos edificios.
3.-Pavimento de adoquines en la primera y asfalto en la segunda.
4.-Los cascos de los bomberos.
5.-Los autobuses.
6.-Las mangueras.
7.- Y... las...los... el...(ejem)...bueno nunca se me dieron bien estos pasatiempos.
Y no hay más. Entre una y otra fotografía median setenta y cinco años. Y parece que no ha pasado el tiempo. Nada nuevo bajo el sol.
La violencia callejera siempre presente. Del Puente a Navarra, del Altozano a Gasteiz, de Castilla a Bilbo, de la Cava...da igual. Setenta y cinco años las separan, más de mil kilómetros. Violencia y más violencia. Nadie razona nunca.
1934. Bienio radical-cedista en la II República. Huelga general para golpear al gobierno. La política y los políticos siempre ordenando. A la huelga. -Pero si no trabajo no cobro. -!A la huelga. La libertad siempre coartada por los que mandan. A la huelga. -!Ese autobús esquirol, quémenlo! !Es la huelga! !Viva la libertad! Triana controlada por los piquetes. Gritos, iras, llantos. La alegría de Triana siempre recibiendo puñaladas en el corazón. Siempre por los mismos, siempre mangoneada por cuatro políticos aficionados...aficionados al ciclismo, tanto monta, monta tanto...¿y los que vamos andando?
2009. Que quieren que les diga que ya no sepan. Les aseguro que los vascos y los trianeros son gente noble y cabal...pero en todos lados hay aficionados a la política.
A tragar. No queda otra.

jueves, 27 de agosto de 2009

Un guapetón.

Por José de Velilla.

Aquella noche, después de una copiosa lluvia, había salido la luna, que tan pronto brilla en los claros del cielo como se arrebozaba en los cenicientos y desbandados nubarrones, que huían en precipitada carrera impulsados por el huracán.

La noche estaba temerosa: sonaban las dos de la madrugada en los relojes de la Catedral y del Ayuntamiento de Sevilla, y yo me dirigía a mi casa (y de ustedes) a paso gimnástico, para ganar el tiempo que me habían hecho perder los aguaceros, obligándome –desprovisto de paraguas e impermeable- a esperar, refugiado bajo los dinteles de una puerta cerrada, a que cesara la lluvia y disminuyesen los arroyos de las calles.

Al desembocar en una de éstas, que apenas mediría de tres a cuatro metros de anchura, vi en medio de ella a un hombre alto, seco, con pobladas patillas a lo contrabandista, sombrero cordobés derribado sobre el cogote, y capa sujeta al hombro izquierdo, arrastrándole por el suelo lo demás del paño. Blandía mi hombre una navaja descomunal con honores de machete o sable, y con ella dibujaba en el aire tajos y reveses y daba tremendas puñaladas en las paredes de uno y otro lado. Animábase en estos ejercicios recitando en voz alta, enronquecida por el zumo de uva o leche de parras, y con lengua torpe y trapajosa, el invariable monólogo del perfecto borracho.

Como mi paso por la calle era forzoso, y temí algún desaguisado me paré en la esquina con la esperanza de que siguiera su camino, si por ventura seguía alguno aquel adorador de Baco y discípulo de Marte, y entretúveme en escuchar sus discursos.


-Por aquí no pasa naide, decía él, hablando sólo y haciendo milagros para guardar el equilibrio. ¡Olé, vivan los valientes! Pa guapo yo…y la gente e mi barrio, la gente e Triana…Allí toos semo unos barbianes. Estos señoritines e Sevilla, ni sirven pa náa, ni valen pa náa…!Viva la mare que me echó ar mundo, y viva yo, y lo valiente que soy!
Y acreditándolo con los hechos, descargó una terrible puñalada sobre la pared, que estaría reblandecida por la lluvia, pues cayó al suelo un montoncillo de escombros.
-¡Josún…! Exclamó el beodo, admirando su propia hazaña y el desconchado, y desclavando el navajón. ¡Josún…! ¡Si esto lo jago con un cuerpo e ladrillo, qué no jaría con un cuerpo e carne e verdá! ¡Que vengan guapos!...!Náa, que por aquí no pasa naide sin que lo moje!...Na más que la gente er barrio, los trianeros, porque los valientes nos ebemos respeto…!Ole ya, y viva mi barrio!
En esto, al dar un enorme traspiés, deslizáronsele al suelo, sin que lo advirtiera, sombrero y capa, quedando esta tendida a lo largo.

-¡Que lo digo, no pasa naide!..., repetía él, con la pesadez del vino. Pero…¿qué burto e jese? dijo, fijándose en la capa y el sombrero. ¿Habré matao a arguno sin sentirlo? Vamos…pos si son una pañosa (1) y un estache… (2) Algún pobrete, viéndome aquí jecho un Francisco Esteban, se habrá esnuáo esa empeimenta pa juí con toa libertá. ¡Náa, que pa valiente yo…y que por aquí no ejo pasá a naide más que a la gente e Triana, a la gente e mi barrio, que e er barrio de los mozos crúos!
Faltándome ya la paciencia, me aventuré a entrar en la calle, pegando mi cuerpo a la pared y empuñando el bastón como arma defensiva. Llegué, receloso, a ponerme enfrente del orador, y cuando yo esperaba que éste me acometiera, vi con asombro que retrocedió y cerró la navaja, diciéndome al propio tiempo:
-¡ Vayasté con Dió, y sin cudiao, que usté va pa er barrio!
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(1) capa (2) sombrero
Fuente; Revista Blanco y Negro 19 de agosto de 1893

domingo, 23 de agosto de 2009

Calentitos para la ola de frio.

Ojú que calor más mala.

Estamos todos asustados con las noticias que nos inundan por doquier. Que si alerta amarilla, que si alerta naranja, que si cuidado con los niños y los ancianos con las deshidrataciones y los golpes de calor... Parece como si en Triana en el mes de agosto nunca hubiese hecho calor.

Pero estas calores son las habituales en estas fechas. Ocurre sin embargo que ya no estamos acostumbrados. Salimos de casa con el aire acondicionado, lo ponemos en el coche, los autobuses son congeladores, las oficinas y comercios no digamos, y claro, el ratito que estamos en la calle nos parece sofocante y más aun con los guantazos que te dan los compresores de los aparatos de refrigeración.

Para refrescarnos y contrarrestar lo anterior traemos a esta barandilla del barrio, la terrible ola de frio que nos invadió en los meses de enero y febrero de 1934.

Cuentan las crónicas que una ola de frio polar procedente del ártico recorrió toda Europa y el norte de América donde se llegaron a congelar las cataratas del Niágara con temperaturas de 3oº bajo cero. En Sevilla padecimos hasta 5º bajo cero.

Las peores consecuencias se pagaban en los duros trabajos de la madrugada del mercado de mayoristas del Barranco junto al Puente de Triana.






Las dos magníficas imágenes anteriores y sus correspondientes "pies de fotos" hablan por si mismas.
Candelas y calentitos eran agradables alivios para un frió que cortaba como cuchillos y se calaba en los huesos y las articulaciones hasta entumirlos.
!Qué frió! ¿No?
Por cierto, hablando de calentitos; es una pena que cada vez menos gente les llame así. El churro está poco a poco ganando la batalla. Por eso desde Trianerías emprendemos la reivindicación de nuestra habla.
Amigos: a la masa frita, en Sevilla y en Triana, se la llama CALENTITOS. De papas o de rueda, pero calentitos, y los locales donde se expenden son calenterías. Déjense de churros y churras, de porras y porros, de jeringos y jeringas.
Sean cultos, sean sevillanos y trianeros, llamen a las cosas por su nombre, y si algún paleto se asombra del término, remítanlo al diccionario
Háganme el favor.

sábado, 22 de agosto de 2009

lunes, 17 de agosto de 2009

Por un Puente libre; !! candados no !!



Desde la web http://www.trianavirtual.es/ me remiten esta invitación en forma de pegatina para liberar a nuestro Puente de los desafortunadamente famosos candaitos. El artículo en cuestión lo puede leer haciendo click AQUI.
La idea es ponerle la pegatina a los candados, no al Puente.
Me sumo a la iniciativa y aquí queda incluida.

Aunque personalmente considero más eficaz y resolutivo que un operario municipal se pase una mañana con un cortafríos en condiciones y acabe con todos ellos y si continúan con la manía, repetir la acción cada semana.

Y en un mes; asunto resuelto.

jueves, 6 de agosto de 2009

La Vega de Triana.

"La verdadera sabiduría está en reconocer la propia ignorancia".
Sócrates.


No sé a que necio e ignorante malandrín se le ocurrió un día llamar el Charco de la Pava a todas las tierras situadas entre el margen izquierdo del nuevo cauce del Guadalquivir y el muro de defensa, e incluso prolongarlas hasta tierras cartujanas de Santa María de la Cuevas. Es probable que en los prolegómenos y estudios previos a la nueva reestructuración urbana de la Exposición Universal de 1992, algún lumbreras venido del norte, del centro, del este o del oeste, escuchase ese nombre y le hiciese gracia. -Aparcamiento del Charco de la Pava- pensaría... y se quedó tan pancho.
Desde finales de los ochenta, nuestros políticos locales y nuestros periodistas han seguido agrandando la bola de nieve, demostrando otra vez la más absoluta y lamentable ignorancia a que nos tienen acostumbrados. Y hablan sin recato de traslado de la feria al "Charco de la Pava", del mercadillo del "Charco de la Pava", de la botellona en el "Charco de la Pava", del parque dunar en el "Charco de la Pava", y así un largo etcétera.
La población se ha acostumbrado al término y lo ve cotidiano y normal. Pero para los viejos trianeros -y los no tan viejos entre los que me incluyo- el termino nos suena a un chocante inaguantable.
A lo que los "modernos" llaman Charco de la Pava, no es otra cosa que la Vega de Triana.
Me gustaría que los que leyesen estas lineas, se saliesen del redil aborregado en el que nos han metido y reivindiquen el verdadero nombre de esas tierras que nacían en las últimas viviendas de Triana y morían en los límites de Camas, Tomares, San Juan de Aznalfarache y el margen derecho del cauce de los Gordales. Tierras trianeras de huertas y de tejares.
Para situarnos pueden ver en la anterior fotografía aérea de 1956 lo que aproximadamente sería la Vega de Triana -en un circulo rojo- que incluso se extendía e incluía hacia el norte la Huerta de la Cartuja, parte de cortijo de Gambogaz y por el sur llegaba hasta el mentado cauce de los Gordales -en el actual campo de la feria y avda. Juan Pablo II-.
La Haza del Huesero - en el círculo azul- fue un barreduela chabolista que se creó dentro de la Vega. Y en el círculo verde estaba el Charco de la Pava cuyo origen fue una venta a la que dedicaremos el próximo post.
Estarán conmigo que es un crimen (metafóricamente hablando) que al todo se le llame por una de sus partes.
Como orientación, la linea amarilla corresponde a la calle San Jacinto y la avda. de Coria.

Ilustro mis argumentaciones con recortes de prensa en los que verán como siempre se le llamó la Vega de Triana.

Casi siempre sobre noticias de las múltiples inundaciones que la azotaron.

Siempre se la llama Vega de Triana, en los años setenta, en los sesenta, en los cincuenta, en los cuarenta, en los treinta...
Vega de Triana, siempre Vega de Triana o simplemente la Vega.
Maravillosa la siguiente instantánea de una de la riadas del Guadalquivir en los años veinte, observen al fondo a la izquierda a la Giralda, visible pues aun no se había construido el muro de defensa.
El siguiente artículo pertenece al Diario de Mallorca de 1810, en plena invasión francesa. En 1810 ya se le llama Vega de Triana y no de ninguna otra forma.
Y en esta bella estampa de la revista La Lidia de 1894.
O en la Revista de España de 1891 narrando la salida de las carretas camino del Rocío.

Remataremos la faena con tres planos históricos de Sevilla y su universal arrabal.
Por orden cronológico aparecen el de Juan Talavera de1890, Antonio Padura de 1891 y el de Antonio Poley de 1910


En los tres nos encontramos la denominación de Vega de Triana o simplemente Vega.
Ya lo saben, hagamos justicia a la memoria histórica y llamemos a cada cosa por su nombre.
La Vega de Triana. Rebatan cualquier otro nombre. No sean políticos ni periodistas ignorantes y proclamen la verdad a los cuatro vientos.
-o-
Pd. Para ver la imágenes a mayor tamaño hagan click sobre las mismas.

miércoles, 5 de agosto de 2009

El Puente, es de Triana.

Con esta bellísima ilustración del libro Seville; an historical and descriptive account of "the pearl of Andalusia" editado a principios del siglo XX, vamos a intentar contarles que el Puente es de Triana.
Puede parecer una obviedad para alguno o una cuestión baladí para otros, pero ¿a que nunca se han preguntado a que distrito pertenece el puente de Isabel II? Es más ¿tienen distrito o pertenecen a alguno de ellos los puentes de Sevilla?
Si consultamos la página oficial del Organismo de Correos nos encontramos lo siguiente:




Efectivamente, el Puente de Isabel II aparece con un código postal, pero no con un código cualquiera. El 41010 y no otro es el código en cuestión. Ningún otro puente lo tiene. El 41010, exactamente el mismo que el resto de Triana.Así que ya lo saben, cuando dejen atrás el puesto de calentitos junto al barranco y comiencen a transitar el Puente; ya están en Triana.